El lugar elegido es estratégico para consolidar la presencia de la marca, que nació en 2008 del genio creativo Carlo Zanuso, en un país que representa una parte importante de la distribución mundial y basa la mayor parte de su facturación en exportaciones.

El concepto de la boutique fue diseñado por el arquitecto Andrea Tognon, de la firma de arquitectura homónima con sede en Milán, e influido por las elecciones de detalles dictadas por el gusto personal de Carlo Zanuso. La fachada exterior de la tienda respeta la arquitectura original del edificio histórico, en el que se coloca el moderno logotipo de acero satinado en un contraste bien equilibrado.

El diseño interior de la boutique, por otro lado, se abre a la exploración de una nueva estética, basada en la materialidad de los elementos que captura la nueva visión de la marca en el suelo de hormigón, así como en el techo claro flocado, en el que hay un sistema de iluminación de aluminio.

El protagonista es un tejido antiguo de las décadas de 1930 y 1940, recuperado de Europa del Este y caracterizado por la coexistencia de diferentes texturas en cáñamo y lino que, en una especie de patchwork único con un aspecto ondulado y tonos claros, envuelve al cliente en una atmósfera cálida y familiar al cubrir la mayor parte de las paredes. Una elección, tanto por los materiales como por los tonos neutros, coherente con la marca, así como una demostración de la investigación y el deseo de Carlo Zanuso de recuperar y revivir emociones capaces de recrear la idea de una tienda que parece un taller del pasado.

El diseño del espacio interior se compone de elementos que, en su esencialidad de tono y forma, cuentan la historia de la marca de una manera extremadamente refinada. Para el visual merchandising, se han creado losas de cerámica 100% hechas a mano según un diseño exclusivo, convirtiéndose en piezas únicas que destacan el enfoque de Pomandère en realzar sus orígenes, ya que la sede de la empresa se encuentra cerca del próspero y renombrado distrito cerámico de Vicenza.

Las paredes cubiertas de tela sirven de fondo para elementos de acero satinado, como muebles listos para usar y colgantes yuxtapuestos con acentos de latón crudo, un color cálido que introduce el cambio de lenguaje utilizado en la zona de vestuarios, internamente forrada en fieltro color tabaco, un color que siempre ha estado cerca de la marca.

El resultado final es, por lo tanto, una narrativa fluida, donde los códigos de la marca son claramente identificables y donde el cliente se involucra, de una manera única y totalizadora, en el mundo de Pomandère: un entorno que huele a hogar y espíritu italiano, a contemporaneidad y esencialidad.

En este entorno, la belleza y confección de las prendas se realzan y celebran ampliamente, gracias a una exploración incesante de una innovación teñida de artesanía, combinada con un enfoque en el Made in Italy.