La Xunta de Galicia acaba de adjudicar por un importe de 22.480.815 euros (IVA incluido) el contrato correspondiente a las obras de construcción y a la futura gestión integral de la que será la primera planta pública de clasificación de residuos textiles de Galicia.
La futura instalación, que se localizará en el complejo medioambiental de Cerceda de la empresa pública Sociedade Galega do Medio Ambiente (SOGAMA), ocupará una superficie de 8.000 m² y tendrá una capacidad inicial para 3.000 toneladas anuales, aunque podrá llegar a tratar hasta 24.000 Tn/año. Además, generará en una primera fase entre 16 y 30 empleos directos que se cubrirán, con carácter preferente, por personas con discapacidad y/o en riesgo de exclusión social.
Considerada una iniciativa tractora e integradora, con la nueva planta de clasificación textil se dará respuesta a las exigencias contempladas en la Ley de residuos y suelos contaminados para una economía circular estatal, que obliga a los ayuntamientos a recoger los residuos textiles de forma diferenciada desde el 1 de enero de este año, y a las empresas del sector a incorporar en sus productos un porcentaje de fibra reciclada.
Asimismo, permitirá atender las necesidades de la sociedad en su conjunto toda vez que, a día de hoy, el 90 % de los residuos textiles —que siguen creciendo de forma exponencial debido al consumo de la moda rápida— acaban en vertedero; y contribuirá también a los objetivos de descarbonización de Galicia teniendo en cuenta que, según datos de la Agencia Europea de Medio Ambiente, las compras de ropa y productos textiles en la UE generaron alrededor de 270 kg de emisiones de CO2 por persona en el año 2020.
En todo caso, la propia edificación deberá cumplir distintos criterios de sostenibilidad tales como el uso de materiales reciclados, duraderos y fáciles de mantener; soluciones de ahorro energético, dando prioridad a la luz natural; mejoras vinculadas al ahorro del consumo de agua; y análisis del ciclo de vida del edificio, es decir, del impacto que tendrán los materiales utilizados, tanto en la fase de construcción, como en la de explotación y demolición.
Tras la adjudicación y partiendo del proyecto básico, la adjudicataria deberá encargarse de la redacción de los proyectos, informes y estudios necesarios para obtener y agilizar las correspondientes licencias y autorizaciones administrativas, teniendo en cuenta que la instalación debe estar culminada en el segundo trimestre del año 2026.
Operativa de funcionamiento
Una vez recibidos los textiles en la instalación, se someterán a una preclasificación a fin de separar aquellas piezas que se encuentren en buen estado para destinarlas a la reutilización. Las restantes atravesarán un proceso de clasificación con inteligencia artificial mediante el cual se consiguen segregar los textiles por composición y colores. A continuación, se separarán elementos impropios y accesorios tales como botones, cremalleras, etc.
Los tejidos resultantes se prensarán y enviarán a los centros recicladores para transformarse en fibra textil reciclada, aunque también pueden contemplarse otros usos, como los productos aislantes.
Además, aquellos textiles que, dadas sus características, no puedan ser reutilizados ni reciclados, serán valorizados energéticamente, evitando que acaben enterrados en vertedero, la peor de las opciones desde el punto de vista de la jerarquía de residuos debido a su negativo impacto ambiental y sobre la salud.















