Estas preciosas creaciones, que dan una tercera dimensión al poder de los estampados y los patrones, se revelaron junto a las siluetas de alta costura imaginadas por Maria Grazia Chiuri a través de una onírica doble puesta en escena. Durante el cóctel, unos animados cuadros inspirados en la antigüedad resaltaron los largos vestidos blancos que reinventan la técnica del peplum.
A la cena, le siguió un mágico desfile en el que el terciopelo en trampantojo y los bordados que evocan el encaje y el guipur animaron atrevidos modelos. El encantador desfile fue una verdadera combinación de la elegancia parisina con la dolce vitaitaliana.