Al respecto de la medida de reducir el 25% del consumo de agua para los usuarios industriales en Catalunya, Asegema opina que «lo de llover sobre mojado sería una gran ironía frente a la hasta ahora inesperada y sorprendente situación de sequía que estamos viviendo. Es más, tal vez se convierta en un dicho a reformular en el futuro, si el agua que no cae del cielo no hace acto de presencia con la asiduidad y cantidad que necesitamos, y tendremos que decir algo así como… ¡sol sobre seco!»
Literatura aparte, sostiene la organización de empresarios textiles del Maresme y Comarca, «la circunstancia es insostenible -y preocupante- y, obviamente, se deben tomar medidas, y eso es lo que nos está sucediendo desde hace unos días, con el decreto de fase de emergencia en el sistema Ter-Llobregat emitido por la Generalitat de Cataluña».
Dejando de lado el debate sobre la improvisación de las Administraciones ante las consecuencias de un cambio climático evidente, la medida afecta a 239 municipios y 6 millones de personas que hasta ahora se encontraban en preemergencia. Y también afecta a las piscinas privadas y públicas, a las zonas verdes, huertos urbanos y espacios agrarios, calles, pavimentos, alcantarillado, fuentes, playas y duchas públicas, ocio y usos recreativos…
Pero claro, «¡La medida también afecta a las empresas!», exclama Asegema, ya que incluye una reducción del 25% del consumo de agua a los usuarios industriales.
En esta línea, explica la organización, «es evidente que la disponibilidad de agua compromete la actividad económica y el mantenimiento de puestos de trabajo. Muchas empresas industriales dependen del agua en sus procesos de producción. En este epígrafe, un montón de empresas textiles necesitan un volumen importante de agua para funcionar. La preocupación es, pues, enorme».
Fomento del Trabajo, respaldado por las diferentes patronales sectoriales, ha reclamado al Gobierno que establezca las instrucciones para que aquellas industrias que tengan que detener la producción debido a las restricciones puedan acceder a ERTE y ayudas compensatorias, así como la definición de unos ‘servicios esenciales’. También propone ampliar las líneas de ayuda y subvenciones a todos los sectores para la inversión en la mejora de la eficiencia en el ciclo del agua.
«Pero mientras todo esto llega, eso sí, a un ritmo bastante más relajado que el en el que han llegado las restricciones, las empresas de nuestro sector tienen que ingeniárselas para seguir funcionando, y ser igualmente productivas y competitivas, porque no olvidemos que, si hay menos agua, el precio se encarecerá -de hecho, ya nos ha llegado el aviso de que habrá aumentos en la factura del agua, para financiar los mecanismos de regeneración y mejora de la eficiencia del ciclo del agua; veremos qué pasará con los precios cuando además, se sume la ley de mercado de la oferta y la demanda-, y ya hace demasiado tiempo que aumenta el precio de los productos básicos porque ahora, se nos suma el agua», apostilla Asegema.
Y añade, «que todo esto no es ninguna sorpresa: ¡el clima hace tiempo que nos avisa y no se ha hecho nada! Bueno, sí, se han impuesto medidas sancionadoras para el sector privado, y pocas exigencias para el sector público. El problema lo tenemos ahora, y el futuro pinta complicado».
Así las cosas, Asegema se suma a la presión de Fomento del Trabajo al Gobierno para conseguir que facilite «lo antes posible las medidas que necesitan nuestras empresas textiles del territorio, para atender las restricciones y adaptar sus producciones a las exigencias actuales del cambio climático y concretamente, la crisis de lluvias, sin poner en riesgo su supervivencia y manteniendo en todo momento sus funcionalidades y eficiencia en todos los ámbitos de sus actuaciones».