Los malos hábitos alimentarios, el tabaquismo, el envejecimiento y la exposición a otros factores incrementa el riesgo de sufrirlo. La prevención, detección precoz y un tratamiento adecuado resultan cada vez más eficaces. Precisamente en estos tres puntos el ejercicio físico resulta clave. Sí, porque el deporte reduce el riesgo de sufrir esta enfermedad y también ayuda a los afectados a superarla. Por desgracia, hasta 17 millones de españoles reconocen ser sedentarios, y 7 millones más, no hacer nada de ejercicio -ni siquiera caminar-. Pero vayamos al meollo de la cuestión.
Deporte antes, durante y después del cáncer
Así, hacer deporte podría reducir el riesgo de padecer algunos tipos de cáncer en un 40%. Es el caso del cáncer de mama, de colon, de útero y de pulmón, por ejemplo. Y no es de extrañar si tenemos en cuenta que nos aleja de la obesidad, mejora nuestra capacidad cardiorespiratoria y aumenta nuestra calidad de vida en general.
Las endorfinas, además, ayudan a los pacientes a sentirse mejor y, por lo tanto, a sobrellevar la enfermedad con mejor ánimo. Estas también influyen en la percepción de la imagen corporal, que podría verse afectada por los cambios que experimenta el cuerpo en muchos de estos casos. También disminuye la fatiga, incrementa la sensación de vitalidad y favorece el sueño, alterado en muchos pacientes. Por no hablar de que refuerza el sistema inmune, un aspecto clave en aquellos que reciben quimioterapia y radioterapia.
Tal es así, que aquellos enfermos de cáncer que hacen deporte viven más. De hecho, se relaciona el ejercicio con el descenso (de hasta el 40%) de la mortalidad. Otro punto interesante es que las personas que se mantienen más activas tras superar la enfermedad tienen casi un 70% menos de posibilidades de recaída que aquellas cuyo estilo de vida es más sedentario.
En cualquier caso, la actividad debe adaptarse a cómo se encuentre el paciente. Y aquí existen algunas modalidades más recomendables, principalmente las aeróbicas. Andar a buen ritmo, nadar, coger la bicicleta, salir a la montaña, etcétera, ofrecen grandes beneficios. Hasta el tiro con arco lo hace, pues favorece la agilidad, la fuerza y la circulación linfática.
Cómo protegerte
Por otra parte, el comparador de seguros de salud Acierto.com apunta a que existen seguros de salud que premian a sus clientes más activos. Lo hacen a través de planes de recompensa, puntos y descuentos; y controlan su actividad gracias a sus dispositivos móviles y wearables. Una manera de motivar a los que mantienen unos hábitos más saludables. Y es que a la larga, estos suponen un riesgo y un gasto menor. En cualquier caso, existen perfiles más activos que otros. Por ejemplo, los hombres mayores de 50 son los más activos y los menores de 20 los menos exigentes. Por comunidades autónomas, “ganan” los riojanos y asturianos.
Además, aquellos pacientes enfermos de cáncer que tienen un seguro médico cuentan con una mortalidad inferior y un tratamiento mejor que aquellos que carecen de él. No es de extrañar entonces que 1 de cada 5 afectados prefiera tratarse en la sanidad privada. Algunas de las coberturas destacables de este tipo de pólizas son las dianas terapéuticas, el diagnóstico por sangre, los estudios con tomografía por emisión de positrones y la cirugía oncológica con el sistema quirúrgico Da Vinci.
Otro aspecto importante son los planes de prevención y diagnóstico precoz que incluyen muchas pólizas de salud, en especial porque se estima que más del 40% de los cánceres se pueden prevenir. También hay otras prestaciones pensadas para aquellos que han superado la enfermedad, como las prótesis capilares y el tratamiento psicológico.