Según José Antonio Galán, socio director de Galán&Asociados, “el sector del calzado tiene futuro a pesar de la situación actual, pero todos tenemos que hacer el esfuerzo y tomar decisiones para que las empresas y el sector del calzado sigan siendo una actividad fundamental en nuestra tierra”.
Previa a esta situación, Jordi Pardines y Ángel Cebrián, director del departamento de Estrategia y Organización y director de Corporate en Galán&Asociados respectivamente, señalaron que las empresas tienen muchas opciones para tratar de solventar esta situación compleja que vive el conjunto de la economía internacional. De hecho, a pesar de los datos del FMI que apunta a pérdidas del PIB del 7% en la eurozona y del 6% en EEUU, “no estamos en una crisis estructural, y podremos superarla en una situación temporal razonable, y de la que podremos salir reforzados si hacemos los cambios que nos está imponiendo en estos nuevos tiempos a nuestros mercados tradicionales”.
En opinión de Cebrián, “estamos en un momento interesante para la adquisición de empresas, también para establecer nuevas estructuras con la introducción de socios financieros o de capital”. “Podemos hacer muchas cosas, comentó Pardines, porque hay oportunidades de negocio a medio plazo, como la vuelta de procesos productivos a Europa desde Asia, que va a ofrecer una oportunidad de futuro para el sector del calzado”.
Por su parte, Cebrián recomendó aprovechar la batería de alternativas en materia de financiación, tanto desde fuentes privadas como públicas que permita solventar los problemas de tesorería. De hecho, insistió en la posibilidad de recurrir a la banca tradicional, así como los fondos de deuda, que pueden ser interesantes en la medida que son más ágiles, aunque con requisitos más restrictivos. Para operaciones más complejas, recomendó recurrir a entidades públicas como las SGR u organismos como el IVF o ENISA de carácter nacional.
Jesús Navarro, director del departamento Jurídico del despacho profesional, explicó la fórmula de concurso de acreedores, indicando que “no podemos ver el concurso de acreedores como un problema, como una decisión que deriva imperativamente al cierre de nuestra empresa; sino como una oportunidad, una herramienta que nos permite reordenar nuestras deudas, llegar a acuerdos y lograr la subsistencia de la empresa”.