Con motivo del próximo Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, queremos destacar a cuatro mujeres que están al frente de sus propios estudios de interiorismo y que, por tanto, pueden tomar el pulso a la profesión en primera persona y compartir su visión y experiencia. Ellas son: Eva Mesa, co-fundadora de Tinda’s Project; Pia Capdevila, alma mater de Pia Capdevila Interiorismo; María José Gómez, co-propietaria de Luzio y Raquel González, con cuyo nombre ha bautizado su nuevo estudio de interiorismo.
¿Cómo valoráis actualmente el sector del interiorismo?
La primera pregunta es de rigor y la coincidencia les ha llevado a casi todas a utilizar la misma expresión para responder: “Está en auge”. Porque la demanda ha crecido y la pandemia que nos ha tocado vivir ha influido mucho “en que las familias quieren disfrutar más de sus casas y por eso ha habido más inversión en reformas”, dice María José Gómez. Ahora se valora “mucho más la comodidad y la estética de todos los hogares. Y espero que esto no se olvide y se siga invirtiendo”, desea Raquel González.
Por su parte, y aprovechando este momento dulce de la profesión, Pia Capdevila advierte al sector de “no relajarnos porque la gente está ahora entendiendo bien para qué sirve nuestro trabajo y lo valora mucho más que antes”.
La diferenciación que marca el trabajo de cada una
Hoy por hoy todas ellas presumen de una actividad profesional frenética. Cada una con su estilo, forjado a base de la experiencia y el trabajo diario.
El de Raquel González lo define ella misma a partir de la “combinación perfecta del amor por la estética, la comodidad y el orden”.
En el estudio de Pia Capdevila destacan la creatividad, entendida como “la optimización de los espacios, no solo a nivel estético, sino también para sacarles el máximo partido de rendimiento y funcionalidad”.
Sobre la creatividad también habla María José Gómez, pero la describe como “ilimitada” en sus proyectos “gracias a nuestro estilo tan ecléctico”.
En el caso de Eva Mesa, la diferenciación que caracteriza su trabajo, según cuenta, reside en “mi sinceridad, mis años de experiencia y mi facilidad por saber escuchar y llevarlo a la realidad, adecuándolo y corrigiendo lo necesario para obtener el resultado que quiere el cliente”.
Vocación y valores familiares
A veces también hay que buscar en los orígenes las respuestas al devenir de este trabajo, provisto de un alto grado de vocación mezclado con importantes valores familiares.
El padre de Pia es arquitecto, pero ella tenía clarísimo que “quería crear el interior de los espacios”.
Para Eva Mesa dedicarse al interiorismo “fue algo natural”, teniendo en cuenta que mientras estudió la carrera, ya trabajó en la empresa familiar dedicada a la construcción, el mobiliario y la carpintería.
Un caso similar al de María José Gómez, cuya familia tenía una empresa dedicada al diseño y fabricación de prendas de piel que, con el tiempo, incluyó producto para el hogar, “y ahí fue cuando descubrí mi pasión por el interiorismo”.
Ellas dos se lanzaron por cuenta propia enseguida a montar sus empresas en Barcelona, las que conocemos actualmente: Tinda’s Project, en 2005, y Luzio, en 2006, respectivamente.
Por su parte, Pía trabajó antes para otros, “porque nunca puedes emprender sin haber aprendido de alguien a tu lado”, opina. Luego se lanzó creando su primer estudio con un socio del que después se separó; la misma situación que vivió Raquel González. Y ambas posteriormente acabaron creando en solitario sus marcas como interioristas utilizando sus propios nombres, en 2008 y 2020, en Barcelona y Getxo (Vizcaya), respectivamente.
Cabe destacar que a Raquel la decisión de dedicarse a este trabajo le sorprendió después de ver trabajar a una decoradora. “Ahí me quedé enamorada de la profesión”, confiesa.
Emprender, con sus más y sus menos
El momento de emprender “es realmente un desafío que te mantiene alerta, activa y con energía constante”, describe María José. Raquel define ese vértigo inicial de “arriesgado” y de llevar implícito “el miedo por conseguir clientes”. Y donde “hay momentos muy duros en los que crees que vas a tirar la toalla”, confiesa Pia, aunque “el buen trabajo acaba sacando el lado bueno de las cosas”.
La importancia de ir creando un equipo es fundamental en este proceso, un equipo con quien compartir los valores del estudio y el disfrute del trabajo bien hecho, basado en “plasmar las ideas e inspiraciones en simbiosis con las necesidades y peticiones del cliente”, explica Eva, quien reconoce que esta parte más creativa es la que más le gusta. Y la que menos, la económica, “todo lo que implica los temas empresariales se me hace muy pesado”.
Para María José, el punto negativo de crear una empresa es “la preocupación por la responsabilidad que sientes por hacer las cosas bien y por crecer con una buena base”. Pero aún conscientes de esos momentos más desagradecidos, “es una profesión muy satisfactoria”, reconoce Pia.
Experiencia
El perfil de cada una de las interioristas responde no solo a sus particulares inicios en esta profesión, sino y sobre todo a la experiencia de los años, teniendo en cuenta que sus edades oscilan entre los 60 y los 39. Se trata, pues, de un camino que han recorrido hasta hoy, cada una a su manera, pero lleno de vivencias que bien merece la pena destacar, sobre todo pensando en las futuras generaciones de interioristas.
“Yo salí de la escuela con muchos conocimientos, pero los problemas vienen sobre el terreno. Y solo el día a día puede enseñarte a solucionarlos”, opina Raquel González. En esta línea, a Pia Capdevila le gusta hablar de un aprendizaje diario en modo ‘non-stop’, “y de prueba-error en muchos casos, porque el mundo va evolucionando”. Eva Mesa lo tiene claro: “Sin experiencia corres el riesgo de que el resultado final no funcione tal como habías planeado o tal como el cliente quería que fuera”.
Nuevas generaciones a las que recomendar y de las que aprender
Precisamente desde la dilatada experiencia -algunas más que otras- las cuatro interioristas quieren recomendar a las generaciones que están por llegar, sobre todo, “pasión y respeto a esta profesión”, dice Raquel. Y es que el tema de la pasión preocupa a Pia quien percibe que “hoy esto no lo viven como antes. Se están perdiendo un poco las ganas”. Lo dice cuando lo compara con las generaciones de las que ella aprendió “que me enseñaron esta tenacidad, este no tirar la toalla, esta manera de solucionar y se sacar siempre el lado bueno para no perder esas ganas cuando se cae algo. Una actitud que me repito y les repito a mi equipo cada día”.
En la formación también coinciden. “Que se formen y aprendan con prácticas laborales”, explica Pia, mientras que Eva se decanta por una formación más estética que se consigue viajando, tocando, preguntando ”Que vivan experiencias para nutrirse de sensaciones que inspiren sus ideas y creatividades y luego poder plasmarlo en sus proyectos”.
Y es que Eva Mesa cree que el interiorismo ahora es más técnico que antes “y esto ha hecho que se haya perdido la parte de sensibilidad artística. Falta nutrirse en el mundo de la belleza, sentir esa emoción que solo nos da el tiempo vivido”. Es evidente que con la edad influyen mucho más las emociones porque, en este sentido, y como también recomienda María José, los nuevos profesionales del interiorismo “han de poner el corazón en cada proyecto y que escuchen siempre al cliente. Poner todos sus sentidos para entender bien las necesidades y los gustos de éste”.
Las nuevas generaciones liderarán el sector los próximos años
Recomendaciones aparte desde la sabia experiencia de estas cuatro interioristas, ellas también quieren ensalzar los valores que están viendo en las nuevas generaciones que liderarán el sector los próximos años.
Eva Mesa la califica como una generación mucho más abierta de la que admira “su facilidad y generosidad por compartirlo todo. No les importa compartir ideas, proveedores e incluso proyectos con sus colegas de profesión”. Por su parte, a María José Gómez le fascina la facilidad que tienen con todo lo relacionado con la tecnología, un aspecto muy importante que también destaca Raquel González, además de decir que “son nuestro futuro. Son increíbles y sorprendentes”.