Un pie en Versailles: Versaillinas y bluchers con tacón rojo

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Con cuál de las dos te quedas? Blucher o Versaillina?

2 de octubre de 2018

La firma sigue apostando por se insolentes y comenzar para ello por los pies. Llevar una versaillina insolente significa desafiar el poder establecido, significa ignorar la prohibición de llevar símbolos de superioridad de unos cuantos sobre los demás. Porque llevar una declaración de intenciones en el pie, ayuda.  
 
Y esta temporada en UN PIE EN VERSAILLES han querido dar un paso más (nunca mejor dicho) y han diseñado el BLUCHER insolente. 
 
Cuando hace frío nuestro pie quiere estar abrigado. Querían un zapato cerrado y para eso el blucher era una buena opción y mejor aún si lo hacían con tacón (tal y como se lo había pedido alguna clienta). El tacón sí o sí tenía que ser rojo, que una cosa es que los deseos de las clientas sean órdenes y otra que dejen de ser insolentes. El BLUCHER INSOLENTE viene con cordones de terciopelo de regalo, para cuando quieras usarlo de una forma más sofisticada. Hechos artesanalmente con piel, van forrados en su interior con piel de cabra. PVPR 125€

Se enamoraron de la combinación de gris piedra con negro y con el toque rojo así que también han fabricado las versaillinas insolentes en esos colores. En forma de bailarina, femenina, forrada con una suavísima piel de cabra. Con un poco de tacón y rematada con una cinta negra.  PVPR 125€ 

Con cuál de las dos te quedas? Blucher o Versaillina? 
 
El porqué de la insolencia 
En 1670 Luis XIV firmó un edicto donde sólo los miembros de su corte podían calzar zapatos con tacones rojos, lo que los convirtió en una señal suprema de poder, prestigio y exclusividad.
 
El retrato más famoso del monarca fue el que le pintó Rigaud en 1701, con la imagen donde el Rey Sol, un hombre de casi sesenta años, se presenta con una postura de bailarín que muestra sus piernas cubiertas con medias blancas y calzado con sus zapatos de tacón rojo.
 
Los tiempos han cambiado mucho. Los hombres ya no usan tacones como símbolo de virilidad y las mujeres hemos alcanzado cuotas de poder inimaginables en aquella época, aunque todavía insuficientes. Por eso los símbolos son importantes. Y transformadores. 

Cuatro siglos más tarde, las “María Antonietas” modernas podemos renovar la historia de un zapato volviendo a poner un pie en su lugar de origen, en Versailles.
 

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