Todo el proceso se inicia con una idea que se plasma en bocetos sobre papel. El director creativo debe conocer a la perfección las características de cada gema y materiales con los que trabaja. Los diamantes son seleccionados minuciosamente para que su pureza, color y talla sean de una calidad excepcional, tal como RABAT exige.
La primera aproximación a la joya final se consigue gracias al método tradicional de la fundición a la cera perdida. Partiendo de un dibujo en 3D, una imagen virtual generada con un programa de diseño asistido por ordenador, se crea la reproducción en cera de la joya. Siguiendo el proceso conocido como “árbol de cera”, donde la cera se funde creando un molde que reproduce cada detalle, obtendremos la montura final.
A partir de ese momento, el artesano joyero dedica toda su atención a los detalles de acabado de la joya. El engastado, lejos de ser un proceso sencillo, requiere años de experiencia. Se debe asegurar que las gemas queden fijadas a la montura sin que se altere su delicada belleza y luz natural. La joya ya totalmente acabada debe pasar el control de calidad previo a ser entregada.
El anillo de oro blanco con orla de brillantes blancos que abraza al zafiro central, protagoniza la mágica unión de gemas que crearán un bello sentimiento a quien la luzca.













