A tenor de estos datos y esta situación, PICVISA se cuestiona si toda la ropa es reciclable y cómo podemos mejorar su recuperación. Porque lo que es evidente es que reciclar es urgente y para ello, explican desde esta empresa, existen dos vías:
- La reutilización. Consiste en dar un nuevo uso a las prendas en su forma original, bien sea a través de la venta de segunda mano, la donación o la transformación creativa —como el upcycling o el DIY (do it yourself o hazlo tú mismo).
- El reciclaje de materiales. Cuando las prendas no se pueden reutilizar, se descomponen en fibras que sirven para crear nuevos textiles o materiales para otras industrias, como la automotriz o la construcción. En este caso, conviene clasificar correctamente las telas, a fin de reducir los desechos.
Cada europeo desecha cada año 12 kilos de ropa y calzado
Y es que sólo en la Unión Europea se producen anualmente 12,6 millones de toneladas de residuos textiles, de las que 5,2 millones corresponden a ropa y calzado desechados, lo que se traduce en 12 kilos por persona y año.
Así las cosas, es esencial entender qué ropa es reciclable y darle una segunda vida, señalan desde PICVISA, con el fin de reducir el impacto ambiental de la industria textil y promover una economía circular.
No obstante, y en primer lugar, deberíamos cuestionarnos si realmente necesitamos acumular tanta ropa en el armario. ¿Sabías que extender la vida útil de la ropa en sólo 9 meses de uso activo, reduciría entre un 20% y un 30% las huellas de carbono, agua y desechos?
¿Qué podemos hacer al respecto los consumidores?
Pero, ¿qué podemos hacer antes de que nuestras prendas se acumulen desmesuradamente en los basureros de nuestro país o, lo que es peor, viajen hasta los vertederos ya saturados de África? Dejemos de poner en jaque a la Naturaleza, y a otras poblaciones de la Tierra, porque, afortunadamente, reciclar la ropa vieja es posible.
Valoremos las diversas alternativas.
- Venta de segunda mano: Quizá te convenga vender en el mercado de segunda mano, si ya no los usas, tus pantalones, faldas, camisetas, blusas, zapatos, etc.
- Donaciones: También podrías donar tu vestuario a organizaciones del tercer sector que se ocupan de distribuirla entre las personas más necesitadas. Algunas de esas ONG utilizan puntos de venta propios, tiendas donde crean empleo, pues en ellas contratan personas vulnerables o en riesgo de exclusión social. Allí venderán tu ropa para invertir el dinero obtenido en programas de ayuda social; y si no logran venderla, la exportarán a países en vías de desarrollo. Pero como la calidad de las prendas cada vez es peor, y ni tan siquiera en esos países las pueden usar, acaban en los vertederos. Lo cierto es que el esfuerzo de estas ONG para entrar en el ámbito del reciclaje es incipiente.
¿Qué tipo de ropa es reciclable?
Reciclar tejidos conlleva la recolección de ropa y otros textiles desechados para transformarlos en nuevas fibras o artículos. Hay una suerte de textiles que son altamente reciclables, lo que favorece de forma notable la disminución de desechos y la promoción de prácticas sostenibles: el algodón, el lino, la lana y otros materiales naturales. Si son puros, y están en buen estado, estos materiales se pueden reciclar en fibras nuevas con las que confeccionar productos de calidad.
Alternativamente, se pueden utilizar para downcycling, es decir, para fabricar trapos y tapetes de limpieza, alfombras, protectores para los asientos de los vehículos, etc.
El gran problema está en que la mayoría de la ropa de nuestros armarios está confeccionada con una mezcla de textiles, que incluyen el poliéster. Esta es la fibra más producida. De hecho, representa una cuota del 54% de la producción mundial total de fibras, según la organización mundial sin ánimo de lucro Textile Exchange.
El proceso del reciclaje textil
Reducir significativamente los desechos que acaban en vertederos e incineradoras es una prioridad medioambiental. De ahí la importancia de promover el reciclaje textil, un proceso que incluye varias fases:
- Recogida y clasificación de ropa usada. Los contenedores para reciclar prendas —cada día más presentes en las calles de nuestros municipios— admiten una variedad extensa de elementos. En ellos se puede depositar desde ropa de vestir hasta ropa de hogar, sin olvidar zapatos, bolsos, cinturones y otros complementos. Incluso el vestido anticuado y desgastado puede ser reciclado.
- Descomposición y reutilización de tejidos. Cuando la ropa no se puede reutilizar, hay que proceder a su descomposición de las fibras con las que está confeccionada Existen dos procedimientos:
- El procesamiento mecánico. Es el más utilizado en la industria textil y consiste en descomponer las telas conservando las fibras. Especialmente eficaz con el algodón, se realiza en varias etapas. Inicialmente, los textiles se clasifican, esto es, se separan por tipo de tela y color para evitar procesos de reteñido o blanqueo. Seguidamente, los materiales clasificados se trituran, lavan y separan en fibras más pequeñas. A continuación, mediante el cardado, las fibras se alinean para prepararlas para el hilado, es decir, para crear nuevos hilos. Algunas fibras, como el algodón, requieren mezclarse con fibras portadoras (algodón, algodón orgánico o poliéster) para mejorar la calidad. Llega la fase de la reutilización: los hilos resultantes se utilizan para fabricar nuevos textiles.
- El reciclaje químico. Consiste en descomponer las fibras sintéticas, como el PET, en monómeros mediante despolimerización, eliminando impurezas y generando materia prima para nuevas industrias, ofreciendo una solución eficaz para transformar residuos textiles sintéticos en recursos valiosos y promoviendo la sostenibilidad.
La tecnología como aliado esencial en todo este proceso
Para optimizar el reciclaje textil, es esencial la tecnología de clasificación automatizada. PICVISA ofrece una solución innovadora con su sistema de doble cinta transportadora, capaz de clasificar hasta dos toneladas de ropa por hora en más de 70 categorías. Esta tecnología mejora significativamente la eficiencia y precisión al clasificar prendas por material y color. Al implementar soluciones como las de PICVISA, la industria textil y las organizaciones de reciclaje avanzan hacia la economía circular, fortaleciendo su sostenibilidad y reduciendo el impacto ambiental.
Convertir la ropa vieja en nuevos textiles es muy deseable. Y reconforta saber que las prendas de vestir, y cualquier objeto confeccionado con material textil que ya no utilizamos, se pueden transformar en nuevos productos textiles. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la calidad de las fibras disminuye con cada ciclo de reciclaje, lo que limita el número de veces que un material puede ser reprocesado.
El reciclaje más alternativo
Con ropa vieja o con materiales textiles desechados es posible crear piezas personalizadas que pueden alcanzar un valor artístico incuestionable, sobre todo si llevan la firma de algún diseñador de prestigio.
Con ese propósito ya trabajan algunas empresas especializadas en upcycling, como Après Ski, que fabrica prendas realizadas a partir de sábanas, manteles, retales de telas antiguas incluso servilletas que su fundadora compra en anticuarios y mercadillos. Igualmente está en auge la filosofía DIY (do it yourself o hazlo tú mismo), que promueve la idea de que las personas pueden crear o reformar objetos con sus propias manos: transformar camisetas en bolsas o convertir un calcetín en un portamonedas, añadiéndole un cierre de cremallera.
Afortunadamente, el cambio hacia un consumo más sostenible es palpable: vamos dejando atrás el modelo de «usar y tirar», optando por reciclar nuestra ropa vieja y comprando más prendas de segunda mano, tanto mediante la tecnología (Vinted y Wallapop) como en tiendas físicas.
Además, se observa un creciente interés por la ropa hecha de materiales orgánicos, reciclados o biodegradables, como el algodón orgánico, el lino, el cáñamo y el Tencel, los cuales ofrecen una alternativa más amigable con el medio ambiente en comparación con los materiales sintéticos.
Igualmente, señalan también desde PICVISA, hay que celebrar el auge de la donación de ropa en desuso. Existen diversas opciones: además de los contenedores urbanos disponibles en las calles, que a menudo son puntos de recogida de algunas ONG como Cáritas en España, la Cruz Roja Alemana (DRK), el estadounidense Ejército de Salvación (Salvation Army), Fratelli Esposito en Italia, etc. Todas ellas iniciativas dirigidas a desviar textiles de los vertederos y promover un ecosistema textil circular.
Innovaciones en el reciclaje textil
Las principales marcas de moda catalanas están invirtiendo en la mejora de sus prácticas de diseño sostenible. Se han unido al proyecto Retexcat, que reúne a una decena de empresas industriales, incluyendo PICVISA. Este proyecto, enmarcado en el Pacto por la Moda Circular en Cataluña, tiene como finalidad coordinar y potenciar los esfuerzos de todos los participantes en la cadena de valor textil, con el objetivo de construir una industria más respetuosa con el medio ambiente.
En relación con las fibras de poliéster, que son muy difíciles de reciclar, cabe reseñar el trabajo de la australiana BlockTexx, mencionan desde PICVISA, que en 2022 diseñó, construyó y puso en marcha la primera planta de reciclaje químico a escala comercial, capaz de procesar mezclas de poliéster y algodón y descomponerlas, separando el algodón del poliéster.
Esta solución mejora significativamente la capacidad de reciclar poliéster, un problema crucial a nivel mundial, y permite atajar el desperdicio extremo en las industrias de la moda y los textiles. Con la solución de BlockTexx, se puede reciclar una sábana de poliéster y algodón, recuperando dos productos: tereftalato de polietileno de alta calidad y celulosa microcristalina, que se pueden reutilizar en nuevos productos. Cabe destacar que su planta de reciclaje utiliza la tecnología blockchain o cadena de bloques para rastrear cada paso del proceso de reciclaje.
Importancia de la inversión en I+D+i
Para lograr innovaciones como esta, es fundamental que empresas como PICVISA invirtamos en I+D+i. ¿Y qué puede hacer la ciudadanía? Apoyar las iniciativas que están en contra de agotar los recursos naturales del planeta, como bombear petróleo para producir poliéster. Digamos adiós a las compras por impulso, al hiperconsumo, olvidémonos de adquirir ropa que no necesitamos. Y en caso de ser así, optemos por elegir prendas fabricadas con fibras naturales, como el algodón, animan desde PICVISA.
Rechacemos la esclavitud impuesta por la moda, que debería ser cíclica. Esto implica minimizar el derroche, la contaminación derivada de su confección y, simultáneamente, mantener las prendas en uso y reutilización durante el máximo tiempo posible, gracias a la innovación, tanto en sistemas de recolección como en tecnologías, como las que diseña y desarrolla PICVISA, útiles para transformar los textiles en nuevas materias primas.
Saber qué ropa es reciclable y cómo gestionarla correctamente es clave para avanzar hacia un consumo más responsable, y es que reciclar ropa vieja es el mejor camino para reducir el desperdicio, minimizar nuestro impacto negativo sobre el medio ambiente y contribuir a un estilo de vida más sostenible y saludable. Da un paso en el mismo sentido, porque poco a poco ¡lo estamos consiguiendo!














