Lluís Llongueras (Esparreguera, 1936) ha muerto esta mañana en Barcelona a los 87 años de edad dejando tras él todo un legado artístico y es que Llongueras fue un creador que, más allá de la peluquería, también expresó sus inclinaciones artísticas desde bien temprano mostrando interés por el dibujo, la pintura y la fotografía.
Un artista polifacético que supo desarrollar su carrera en la peluquería, la fotografía, el diseño, el interiorismo e incluso como poeta y escritor. Un maestro de las formas que supo evolucionar su estilo con el paso del tiempo manteniéndose siempre al servicio de la mujer. Hoy Llongueras deja para la posteridad un nombre de referencia en el sector que bautiza más de 70 salones en nuestro país y cuenta con una importante presencia internacional en países como Argentina, Chile, Suiza, Japón, República Dominicana o Andorra.
Su trayectoria
Lluís Llongueras fue todo un pionero e innovador en el mundo de la peluquería y es que, a pesar de comenzar desde cero, supo crear un imperio donde darle valor al cabello y convertirlo en un arte. Empezó barriendo el suelo de una peluquería hasta que un día se decidió a dar el paso y cortarle el pelo a su tía, convirtiéndose automáticamente en su primera clienta y comenzando una carrera que le llevaría a convertirse en un profesional llamado a revolucionar el mundo de la peluquería en España.
Además de como peluquero, Llongueras también será recordado por su pasión artística. Relacionado con personajes como Dalí, su creatividad nunca estuvo reducida al cabello, sino que mostró su interés por la pintura, la moda o la escultura.
En el mundo de la peluquería, fue el precursor de que esta disciplina ascendiera al estatus de arte del que goza hoy en día. Fue gracias a él que hoy se ve como algo más que un ejercicio práctico, es un arte que se nutre de otras ramas artísticas como la música, la pintura o la orfebrería. El encargado de crear toda una revolución en los años cincuenta para que las mujeres se modernizasen pero siempre sintiéndose cómodas, todo esto a manos de un chaval de tan solo 21 años que consiguió marcar un antes y un después en el mundo de la peluquería y en el de las mujeres dentro de la sociedad.
Sus valores
Aunque él mismo se definía como un loco, es cierto que hay otros adjetivos que definen mejor su persona y figura: humanista y generoso. Un descubridor de nuevas técnicas y estéticas, siempre adelantadas a su tiempo, que supo compartir en cada paso que daba con todos sus compañeros y que nunca dejó para su propio beneficio. Un espíritu que le llevó a dar mucha importancia a la formación, creando escuela y difundiendo todo lo que ha ido aprendiendo. De hecho, goza de un manual, el Método Llongueras, que ha difundido a través de clases y un libro.
Un espíritu libre, audaz y curioso que fue denominado un genio y es que su alta capacidad para innovar le ha hecho descubridor de varios elementos de la peluquería que el público general desconoce. Llongueras fue el primero en patentar el difusor o en peinar a contra pelo, aunque esto son solo dos ejemplos de los muchos que se podrían enumerar. Estos avances fueron fruto de una de sus pasiones: ser el primero en probar cualquier artilugio que pudiera aparecer en el sector.
Así se convirtió en un ser auténtico y único que, a pesar de su gran éxito, siempre ha sido fiel a sus raíces como gran amante del Mediterráneo. Un mar, un paisaje y una forma de ser que siempre ha sabido plasmar en su trabajo.
La defensa de la mujer
Hay muchos rasgos y características que definen su figura, aunque uno de los más destacados es la defensa de la mujer. De hecho, su figura es una de esas claves en la liberación de la mujer en los años 60. Como él mismo declaraba en los medios: «despeiné a España para liberar a la mujer».
Un adelantado a su tiempo en muchos sentidos, incluido en el de los movimientos feministas ya que en la década de los sesenta ya luchaba por la igualdad de los salarios entre hombres y mujeres y así lo puso en práctica en sus salones de belleza llegando a ser todo un pionero en la paridad.
Llongueras siempre vio a la mujer como un ser individual, algo que defendió a capa y espada. Supo apostar por una belleza con carácter, eliminando el corsé que la peluquería tenía en los años sesenta en los que las mujeres se peinaban de manera idéntica con la estética que fuera tendencia. Él siempre pensaba que cada mujer era única por lo que sus cortes de pelo y peinados debían ser únicos también, buscando la belleza en cada una de ellas. Es entonces cuando da lugar a un elemento de lo más novedoso, adaptar la peluquería a la mujer y no al revés, olvidando las modas y haciendo hincapié en la personalización.
Lluís Llongueras. Un hombre auténtico que ha sabido ver la belleza en cada una de las mujeres y darle forma a través del arte de la peluquería.