1.- No dejar las luces encendidas. Una buena eco- mamá debe enseñar a sus hijos a apagar las luces cuando éstas no sean necesarias. La energía es un bien que se agota y debemos tratar de no emplearla más de lo necesario, además de que, usada en exceso, daña el planeta.
2.- Agua. Son numerosas las ocasiones en las que se desperdicia el agua, un bien preciado y escaso en muchos puntos del planeta. Es importante que una mamá comprometida con el mundo que nos rodea eduque a sus hijos, desde muy pequeños, en la importancia y la necesidad de este bien.
3.- Papel. Una eco- mamá puede hacer que sus pequeños ahorren papel cuando dibujan, haciendo que éstos empleen las dos caras, por ejemplo.
4.- Jugar al aire libre. Dejar por unas horas los aparatos electrónicos y hacer que los niños estén en contacto con la naturaleza hará que la valoren más y, en consecuencia, que quieran protegerla.
5.- Reciclar. Una buena eco- mamá debe enseñar a sus hijos desde pequeños a reciclar: el papel, el vidrio, lo orgánico… parece una tontería, pero si se coge este hábito desde niño, será muy fácil llegar a adulto manteniéndolo y, así, que se difunda de generación en generación.
6.- Consumismo a raya. Los niños son muy aficionados a la “gratificación y recompensa inmediata”, igual que muchos padres; hay que ser consciente y no caer en la compra constante de chucherías y juguetitos de plástico que son olvidados y reemplazados en pocas horas y, sin embargo, generan toneladas de basura y contaminación.
2.- Agua. Son numerosas las ocasiones en las que se desperdicia el agua, un bien preciado y escaso en muchos puntos del planeta. Es importante que una mamá comprometida con el mundo que nos rodea eduque a sus hijos, desde muy pequeños, en la importancia y la necesidad de este bien.
3.- Papel. Una eco- mamá puede hacer que sus pequeños ahorren papel cuando dibujan, haciendo que éstos empleen las dos caras, por ejemplo.
4.- Jugar al aire libre. Dejar por unas horas los aparatos electrónicos y hacer que los niños estén en contacto con la naturaleza hará que la valoren más y, en consecuencia, que quieran protegerla.
5.- Reciclar. Una buena eco- mamá debe enseñar a sus hijos desde pequeños a reciclar: el papel, el vidrio, lo orgánico… parece una tontería, pero si se coge este hábito desde niño, será muy fácil llegar a adulto manteniéndolo y, así, que se difunda de generación en generación.
6.- Consumismo a raya. Los niños son muy aficionados a la “gratificación y recompensa inmediata”, igual que muchos padres; hay que ser consciente y no caer en la compra constante de chucherías y juguetitos de plástico que son olvidados y reemplazados en pocas horas y, sin embargo, generan toneladas de basura y contaminación.
LEFRIK: Calidad, estilo, sostenibilidad y precio
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