Los modelos de utilidad a su vez también sirven para proteger estas invenciones y a pesar de que los trámites y los requisitos son algo más sencillos, su duración es bastante más corta que en el caso de las patentes, por lo que a la hora de escoger un modelo de protección deben tenerse en cuenta diversos factores.
Uno de los casos prácticos presentado fue el de W.L. Gore & Associates, empresa que desarrolló el Gore Tex, tejido microporoso de teflón expandido, siendo impermeable en el exterior pero permitiendo la transpirabilidad desde el interior. Se patentó en 1976, estando protegido hasta 1996, cuando empezaron a surgir otros productos similares. Las claves de su éxito se pueden resumir en su estructura empresarial que buscaba facilitar la transmisión del conocimiento unida a una cultura de la innovación muy importante que daba lugar a una estrategia de propiedad industrial muy marcada. Esta se basa principalmente en proteger su tecnología mediante patente, creando un monopolio sobre la innovación y centrándose en explotar esta tecnología, asociándola fuertemente a la marca. De esta forma, la marca se convirtió en garantía de calidad y aseguraba un desarrollo altamente tecnológico, lo que les permitió una vez caducada la patente seguir contando con una presencia destacable a pesar de sus múltiples competidores.
El siguiente caso práctico fue el de Piñatex, alternativa ecológica al cuero, el cual es un tejido desarrollado a partir de fibras procedentes de los residuos de la piña. Fue patentado en 2011 y su creadora, la española Carmen Hijosa, está nominada a la mejor inventora del año. Ella misma destacaba la importancia de patentar para tener algo que ofrecer a los inversores.
Como conclusiones de estos dos casos prácticos Iñigo destacó la importancia de la propiedad intelectual para una empresa como ventaja competitiva, ofreciendo nuevos mercados y oportunidades a las empresas. Esta innovación debe contar con la protección adecuada que evite que cualquiera pueda copiar y usar esta tecnología. Además, las patentes pueden inclinar la balanza de los inversores hacia aquellas empresas que apuesten por la protección de su IP.
La segunda parte de la jornada estuvo protagonizada por Alfonso Cirera, presidente ejecutivo y propietario de Nylstar, licenciado en derecho. Alfonso nos habló sobre la incertidumbre a la hora de patentar o crear una marca, ya que actualmente, es muy común contar con innovaciones frecuentes y surgen las dudas sobre qué patentar y que no. Además, en este mundo tan globalizado y en el cual la información fluye con muchísima rapidez, es necesario actuar de forma rápida y contundente, manteniendo una comunicación con el departamento de patentes y marcas mucho más ágil.
Para terminar la jornada tuvo lugar una ronda de preguntas donde se habló de la necesidad de contar con un departamento de protección de propiedad intelectual que asesore a las empresas. Por otra parte, Cirera, trató la importancia de patentar en el mercado textil para obtener un reconocimiento con el que poder vender, ofreciendo así una ventaja competitiva, sin obviar la dificultad económica que puede significar para las empresas. Patentar tiene un coste importante y es necesario definir en qué mercados es interesante obtener esta protección, teniendo en cuenta los modelos de utilidad como otra alternativa algo más económica. Finalmente, se habló de combinar la existencia de una patente con la creación de una marca que se relacione directamente con esta ventaja técnica y que pueda alargar la excelencia de la marca una vez caducada la patente y con el surgimiento de nuevos.