Durante el encuentro, Umivale Activa presentó las principales conclusiones de su informe Evolución de la incapacidad temporal y la siniestralidad en España (2016-2023), elaborado a partir de microdatos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, la Muestra Continua de Vidas Laborales y la Encuesta de Población Activa del INE.
El estudio revela que el porcentaje de jornadas perdidas por incapacidad temporal en la Comunitat Valenciana ha crecido un 40% desde 2018, pasando del 3,8% al 5,3% en 2023. Este incremento sitúa el coste asociado a la IT en 7.100 millones de euros anuales, equivalente al 5,1% del PIB regional.
Entre los factores que explican este aumento se encuentran el incremento de las bajas de larga duración, que se han duplicado desde 2018, y el aumento del 55% de los trabajadores que registran más de un proceso de baja al año. Además, las patologías musculoesqueléticas y los trastornos de salud mental representan ya más de la mitad del total de jornadas perdidas.
Aunque la Comunitat presenta una menor incidencia de bajas (358 procesos por cada 1.000 trabajadores frente a la media nacional), la duración media de las bajas es mayor, alcanzando los 49 días frente a los 38 de la media estatal. Castellón destaca como la provincia con mayor prevalencia de bajas de larga duración, con 10,8 procesos por cada 1.000 trabajadores.
El estudio identifica diferencias por sectores, destacando que el comercio y la agricultura presentan tasas de IT por encima de la media nacional en las tres provincias valencianas.
El análisis econométrico también apunta a factores estructurales y culturales: la evolución del mercado laboral, los cambios en la regulación y la cultura empresarial influyen significativamente en los niveles de absentismo. Según el informe, existe una relación inversa entre la tasa de paro y el absentismo, de modo que en épocas de expansión económica aumentan las bajas laborales.
Durante su intervención, Fran Reig, director de zona de Umivale Activa en Valencia, advirtió que “el absentismo laboral se ha convertido en uno de los principales retos para empresas, trabajadores y administraciones”. Reig defendió la necesidad de abordar el fenómeno con una visión colaborativa, reforzando la cooperación público-privada entre Seguridad Social, mutuas, servicios sanitarios y empresas, y promoviendo entornos laborales más saludables. “El absentismo no puede normalizarse ni convertirse en un tabú. Solo desde el diálogo, la corresponsabilidad y la evidencia científica podremos equilibrar salud y productividad”, subrayó.















