Las propias hojas que llenan los viñedos mediterráneos son seleccionadas minuciosamente, recolectadas del suelo y sometidas a un proceso manual de metalización para que nunca pierdan su belleza y se conviertan en auténticas joyas.
Un laborioso proceso con el que Isabel Guarch transforma las hojas de vid en dos modelos de espectaculares pendientes en los que las hojas bañadas en oro de 24 kilates se unen a cadenas y piedras de ágata a modo de racimos, capaces de resaltar cualquier look. También, se engazan a modo de original anillo, en el que la hoja de vid acapara todas las miradas.