La IA es una herramienta con potencial para ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas e impulsar el progreso y el desarrollo de las empresas. Se trata de tecnología con capacidad para realizar tareas que requieren inteligencia humana, como la percepción visual, el lenguaje natural y la toma de decisiones.
La última novedad en el campo de la IA es la creación de arquetipos de lenguaje como ChatGPT, que son capaces de generar texto coherente y natural en una variedad de temas y contextos. También existen herramientas para crear imágenes, vídeos y cálculos. Todas ellas pueden ser aprovechadas por el pequeño comercio.
¿Es la IA una oportunidad o una amenaza para el pequeño comercio? ¿Puede ayudar, como prometen algunos, a facilitar las tareas de los comerciantes, a ahorrar tiempo y recursos y a mejorar la productividad del pequeño comercio? En Confecomerç han preguntado a tres especialistas en Innovación, Marketing y Transformación digital sobre este fenómeno y cómo puede aprovecharlo el pequeño comercio.
¿Puede ayudar la IA al pequeño comercio?
La creación de contenido es, según los expertos, una de las principales ventajas de trabajar con aplicaciones de IA. “La Inteligencia Artificial es una aliada para los pequeños comercios porque ayuda a generar descripciones específicas de productos, entradas de blog y reduce la carga de trabajo”, señala Fabián López, experto en Marketing y Transformación digital y profesor de Ecommerce.
También es una tecnología que ayuda a mejorar el posicionamiento en los motores de búsqueda (SEO) y atraer más visitantes a la página web. La docente y consultora en Marketing, Retail y Transformación digital María José Machadoasegura que la IA ayuda a detectar palabras clave y patrones de consumo que permiten tomar decisiones estratégicasde forma más eficiente.
Asimismo, la IA contribuye a crear y mejorar campañas de marketing en redes sociales. Generar anuncios para un público objetivo concreto y específico siempre ha sido una tarea que requería de un profesional especializado, pero con la irrupción de estas herramientas se puede llevar a cabo una campaña que permita segmentar al público según intereses, edad, ubicación o patrones de búsqueda, tal y como afirma César Mariel, experto en Digitalización e Innovación.
Mariel defiende que la IA ha llegado para hacer más productivos a esos autónomos y pequeños comercios que no pueden disponer de profesionales que les ayuden a gestionar la tienda online, las redes sociales y la creación de contenido.
Como ejemplo, Machado señala la automatización de tareas repetitivas, como el etiquetado de productos o el procesamiento de pagos. La Inteligencia Artificial permitirá a los comerciantes ahorrar tiempo y recursos valiosos en esos procesos.
Chatbots y experiencia de cliente
Para la experta, la IA no solo ayuda a mejorar la competitividad del negocio, sino que aporta un valor añadido que puede marcar una diferencia en el mercado. En este sentido, cita a los chatbots – programas informáticos diseñados para interactuar con los usuarios a través de un chat o una conversación en línea – como herramienta que permite mejorar la experiencia de compra del cliente. Este mecanismo puede ser programado para realizar tareas específicas, como responder preguntas frecuentes, proporcionar información sobre productos y servicios, procesar pagos y brindar soporte técnico.
Es cierto que cuando se necesita el contacto humano y empático de una persona, nada puede sustituir al comerciante. Sin embargo, para una consulta concreta y rápida a través de un canal de mensajería como Whatsapp, una red social o una página web, con este tipo de tecnología el negocio puede ahorrar tiempo y costes y el cliente satisface su necesidad.
El reto de aprender a preguntar
Aunque en los últimos años la IA ha logrado buenos resultados en el procesamiento de imágenes y texto, todavía queda mucho recorrido por delante para que obtenga un mayor grado de precisión. Al respecto, Mariel declara que es importante aprender a comunicarse con ella: “Hay que saber cómo pedirle las cosas, aprender cómo tenemos que escribirle y preguntarle. En lenguaje técnico, sería aprender prompting”.
Este último concepto se define como el proceso de instruir a una IA para que realice una tarea. Es el proceso de diseñar y redactar preguntas, declaraciones y fragmentos para guiar al chatbot.
¿Oportunidad o riesgo para el pequeño comercio?
Los tres expertos coinciden en que la irrupción de la IA es una oportunidad para mejorar la competitividad y la productividad de los pequeños comercios. Machado incide sobre todo en que es una circunstancia ideal para optimizar sus servicios y procesos.
Sin embargo, deben tenerse en cuenta algunas amenazas asociadas al uso de esta tecnología para estar preparados y poder sacar el máximo provecho de ella.
En primer lugar, cabe destacar que la utilización de la IA incluye el riesgo de dependencia excesiva en el uso de su tecnología. Si se depende en exceso de ella para realizar tareas importantes, se pueden perder habilidades y capacidad de pensamiento crítico necesario para realizarlas de manera efectiva si la IA falla o no está disponible.
Otro factor importante a tener en cuenta es la privacidad de los datos. La IA funciona mejor con grandes cantidades de datos, lo que significa que se recopila y almacena una gran cantidad de información de los clientes. Si estos datos no se manejan adecuadamente, se pone en riesgo la privacidad de los clientes. Por ello, es fundamental ser transparentes con el público sobre cómo se están utilizando y protegiendo sus datos. “Los derechos de propiedad intelectual del contenido generado por la IA no te pertenecerán si no eres usuario de pago de las plataformas que utilices”, aclara Mariel.
La IA también puede tener un impacto en el empleo, pero esto puede verse como una oportunidad porque, al menos de momento, para la utilización de la IA se requiere de personas que trabajen con ella.
En cualquier caso, a corto plazo no podrá reemplazar al factor humano, experiencia y profesionalidad que distingue al pequeño comercio, porque las IA todavía no tienen capacidad de comprender y responder a preguntas complejas o situaciones únicas que requieren un toque personal y empático.