Humana exige que la ropa usada clasificada sea considerada producto y no residuo

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Humana exige que la ropa usada clasificada sea considerada producto y no residuo
● La ONG advierte de que incluir los envíos de textiles en el Convenio de Basilea —y someterlos al procedimiento PIC— crearía barreras al comercio y dañaría la economía circular.

● Datos, riesgos y propuestas: Humana presenta un documento técnico con recomendaciones para regular el tejido global de reutilización.

9 de octubre de 2025

Humana exige que la ropa usada clasificada sea considerada producto y no residuo

Humana Fundación Pueblo para Pueblo lanza una reclamación clara y exigente: la ropa usada clasificada —es decir, las prendas identificadas y destinadas a la reventa o a mercados de segunda mano— debe ser regulada como un producto y no tratada bajo las normas que rigen los residuos. La organización aduce que la actual propuesta de abordar los movimientos transfronterizos de residuos textiles en el marco del Convenio de Basileay la posibilidad de aplicar el procedimiento de consentimiento fundamentado previo (PIC) generaría cargas administrativas, costes y trabas que pondrían en riesgo cadenas de valor consolidadas y la transición hacia un sistema textil más circular.

Un problema técnico con consecuencias globales

La Comisión Europea ha planteado que los movimientos transfronterizos de residuos textiles se gestionen a través del Convenio de Basilea, un acuerdo internacional diseñado para controlar los desplazamientos internacionales de residuos peligrosos y otros residuos, que se sustenta en el mecanismo PIC (notificación y consentimiento previo entre países). Humana alerta de que, si los residuos textiles se reclasificaran como “nocivos o problemáticos”, muchos envíos quedarían sujetos a este procedimiento, con la consecuente ralentización del comercio formal de textiles postconsumo. Esta medida, según la ONG, no distingue con suficiente nitidez entre flujos claramente reutilizables (productos) y flujos realmente residuales.

El PIC es un sistema que exige notificación, consentimiento expreso de las partes implicadas y documentación específica antes de que un envío de residuos pueda realizarse; aplicado masivamente a materiales que el sector considera mercancía reutilizable, podría convertir en inviables operaciones logísticas y comerciales que hoy sostienen tanto empleo formal como economías locales en países de ingresos medios y bajos.

La fotografía sectorial: cifras y realidades sobre el terreno

Humana aporta datos operativos que ayudan a entender por qué su postura no es meramente teórica. En 2024, los 14 miembros europeos de la federación Humana People to People (HPP) recogieron 108.307 toneladas de textiles; en España, la propia Humana detalla la distribución del textil procesado: 41% destinado a la reutilización y exportado (principalmente hacia mercados internacionales); 21% vendido en tiendas propias; 29% convertido en subproductos para downcycling; 7% revertido como residuos no valorizables y 2% correspondiendo a materiales impropios. Estas cifras ilustran que la mayor parte del textil recogido no es “desecho” sin valor sino materia con destino y mercado.

Humana subraya que la cadena de valor del textil postconsumo está globalizada: centros de clasificación y reciclaje relevantes se ubican en países de ingresos medios y bajos (India, Pakistán, grandes centros africanos, etc.), y los mercados de reutilización en el Sur Global absorben una parte sustancial del flujo mundial. Por tanto, restricciones que impidan o encarezcan esos movimientos no sólo perjudicarían empresas europeas del sector, sino que erosionarían capacidades productivas y de empleo en países receptores.

Riesgos señalados por Humana: de la disrupción comercial a la mayor contaminación

La organización advierte que imponer controles estrictos a los envíos postconsumo no es la panacea contra la contaminación: la falta de infraestructuras locales de gestión de residuos no se resuelve con barreras al comercio, y las preocupaciones sobre supuestos “dumps” masivos a países del Sur suelen basarse en datos incompletos. Además, Humana describe un efecto perverso potencial: si se frena la reutilización internacional, podría incrementarse la incineración o eliminación en el Norte Global y favoreverse la perpetuación de modelos de moda rápida, con el consiguiente aumento del impacto ambiental.

En el lado económico, la organización alerta del riesgo real de cierre de empresas formales e informales que dependen de los flujos internacionales para su actividad, así como del encarecimiento abrupto de la logística y la pérdida de mercados para textiles que hoy sí son aptos para la reventa.

Propuestas para deshacer la confusión: las recomendaciones prácticas de Humana

Ante este escenario, Humana presenta un paquete de propuestas técnico-normativas y operativas dirigidas a los decisores europeos y a las instituciones del Convenio de Basilea:

  • Considerar la ropa usada clasificada como producto, no como residuo; el comercio de ropa usada debe regirse por marcos adecuados al carácter comercial de la mercancía.

  • No etiquetar los residuos textiles como peligrosos: aplicar los procedimientos PIC a corrientes postconsumo no clasificadas generaría cargas administrativas que paralizarían exportaciones y procesos de reciclaje.

  • Definir criterios claros y armonizados para distinguir entre textiles reutilizables y residuos, apoyándose en trabajos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y en los criterios de la UE sobre “fin de condición de residuo”.

  • Reforma de códigos internacionales: actualizar el código B3030 del Convenio de Basilea y el código arancelario HS 6309.00 (con subcódigos que diferencien reutilización, reciclaje y flujos residuales) para facilitar la claridad aduanera.

  • Exigir requisitos de ecodiseño (durabilidad, reparabilidad, reciclabilidad) en la producción textil y apoyar la infraestructura de gestión de residuos en países del Sur Global mediante cooperación internacional.

Estas propuestas reflejan una visión que combina criterio técnico, protección de cadenas económicas y vocación medioambiental: Humana sostiene que una solución eficaz pasa por enfoques que promuevan la circularidad de origen (ecodiseño), fortalezcan capacidades locales y armonicen criterios normativos internacionales.

Ante la inminencia de la decisión: calendario y actores

El documento de posición recuerda que la iniciativa impulsada por Francia, Suecia y Dinamarca ha abierto un debate en el seno del Convenio de Basilea, que en su programa de trabajo invita a firmantes y observadores a presentar opiniones sobre la cuestión (con plazos y procesos formales a lo largo del periodo 2026-2027). Humana insta a que la discusión incorpore datos empíricos, el conocimiento del sector y las consecuencias socioeconómicas para no comprometer una red global que hoy impulsa la reutilización y la reducción de impacto.

Conclusión: buscar soluciones que no sacrifiquen la circularidad

La demanda de Humana plantea una tensión legítima entre dos objetivos públicos: controlar la gestión de residuos peligrosos y, al mismo tiempo, sostener y estimular cadenas de reutilización que benefician economía, empleo y medio ambiente. El reto político y técnico consiste en no confundir flujos —separando con precisión lo que es residuo de lo que es producto— y en diseñar un marco normativo que favorezca la transparencia, la trazabilidad y la cooperación internacional sin asfixiar los mercados de segunda mano ni cerrar vías de valorización. Humana pone cifras, argumentos y propuestas sobre la mesa; ahora corresponde al regulador y a las partes interesadas mostrar si la transición hacia un textil verdaderamente circular será inclusiva o se hará a costa de los actores que hoy sostienen la reutilización.

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