Producir varias colecciones por temporada tiene un impacto muy negativo para el medio ambiente, teniendo en cuenta además que, según las estadísticas, el 30% de todas las prendas que se producen en el mundo nunca llegan a venderse, y el 50% de la ropa vendida cada año acaba en la basura.
Consciente de lo escandaloso de estas cifras, Florence ha decidido que esta colección solo se producirá bajo pedido, lo que implica que la persona interesada deberá esperar unas semanas hasta recibir la prenda solicitada. La diseñadora es consciente de que esta falta de inmediatez, en un mundo en el que la rapidez es un valor en alza, puede ser un hándicap, pero ha sido una decisión muy meditada: “El pre-pedido es también otra estrategia de sostenibilidad. El cliente tendrá que esperar hasta recibir su prenda, y por ello, se lo tendrá que pensar más a la hora de comprar. Queremos reinventar el ‘cómo compramos’. Creo que es necesario consumir menos, comprar de manera consciente y solo las cosas que de verdad necesitamos. Pienso que es un modelo sostenible tanto para las marcas, para el medio ambiente, para los proveedores y también para los compradores, porque permite ofrecer calidades superiores a un precio asequible, además de apoyar la producción de lujo a nivel local”.
Para la confección de sus prendas la diseñadora apuesta por talleres españoles, convencida de que nuestro país también puede competir en la producción de prendas de lujo. Y para la confección de sus fulares de cachemir sigue colaborando con talleres y artesanos de Ladakh y el Alto Himalaya. Un cachemir de una calidad excepcional, tan fino que solo puede ser hilado y tejido a mano por artesanos especialistas.
En cuanto al cachemir reciclado, Florence ha investigado exhaustivamente hasta dar con los fabricantes que garantizan una calidad superior de este lujoso material reciclado, y que demuestran además su responsabilidad con el medio ambiente en todos los aspectos del proceso.