Estas son las principales conclusiones, a modo de decálogo, del III Taller Laboratorio de Ideas TT@OTYM que hace el propio Observatorio Textil y Moda (OTYM)
- El consumidor se manifiesta interesado por la sostenibilidad del sector textil y de la moda, afirma querer contribuir a la protección del medio ambiente, recibir más información y querer tomar decisiones sostenibles. Sin embargo, pueden identificarse diferentes perfiles entre los consumidores en función de “lo que quieren” y de “lo que realmente hacen”. Y así, muy a menudo, no están dispuestos a pagar más por la sostenibilidad y, en la toma de decisiones, acaba pesando más el “factor precio”. Además, el consumidor desconoce generalmente las exigencias normativas, suele aducir falta de información (agradecería tener mayor acceso a ésta), o bien la encuentra confusa (querría que esta información fuera sencilla) y, a menudo, no da credibilidad a las afirmaciones medioambientales (por lo que buscan respaldo y certidumbre).
- El Sector Textil y Moda entiende que, con carácter general, la actual Directiva de Empoderamiento de los Consumidores para la Transición Ecológica supone un paso adelante para aportar claridad en esta materia. Esta Directiva pretende, entre otros aspectos, aumentar la confianza de los consumidores respecto de la información medioambiental que proporcionen las empresas evitando, a su vez, prácticas desleales en el mercado como el blanqueamiento ecológico, la obsolescencia prematura u otros. Esta normativa debe contribuir a establecer un marco de rigor y certidumbre en cuanto a las comunicaciones ambientales de las empresas, si bien, por otra parte, no debe suponer costes elevados para las empresas ni cargas inmanejables para las autoridades públicas de vigilancia.
- Las empresas del Sector también consideran que, para reforzar la confianza del consumidor y, por tanto, para que los esfuerzos en materia de sostenibilidad tengan un impacto real positivo en el medio ambiente, es necesario seguir combatiendo el “greenwahsing” de forma progresiva. El Sector, a nivel europeo, está haciendo esfuerzos por asegurar la fiabilidad de su comunicación medioambiental. Y la regulación puede ser clave para ello, pues entre sus objetivos está garantizar un marco amplio de competencia equitativa prohibiendo afirmaciones medioambientales genéricas, que hagan referencia a requisitos exigidos normativamente, que no hayan estado sujetas a verificación por terceros autorizados o que sugieran beneficios irrelevantes, entre otros.
- Es importante que las empresas del Sector, que están haciendo esfuerzos significativos para mejorar su impacto ambiental y social, puedan comunicarlo con garantías y certidumbre. Hay experiencias relevantes en el ámbito de la moda europea acerca de cómo diseñar estrategias de comunicación en sostenibilidad que permitan responder a las demandas de información. Esta comunicación debe reflejarcomportamientos positivos diferenciales, que posicionen debidamente a quien hace las cosas bien, sin riesgo de recibir acusaciones que dañen su imagen reputacional, y sin que lleven al “greenhousing” u ocultación de tales esfuerzos en sostenibilidad por temor a recibir acusaciones. En este contexto se considera importante el papel de los organismos nacionales de autorregulación que, en colaboración con los medios, las empresas y las administraciones públicas, pueden ofrecer marcos de seguridad a las marcas en sus procesos de comunicación.
- La Directiva de Afirmaciones Ambientales (o “Green Claims”) puede comportar cambios más profundos en cuanto a la comunicación de las empresas en materia de sostenibilidad, en particular, por la exigencia -de acuerdo con la propuesta de la Comisión- de que las afirmaciones explícitas se vean debidamente justificadas y tal justificación verificada por un tercero independiente. El Sector Textil y Moda considera que es importante poder equilibrar el rigor y la confiabilidad de sus alegaciones ambientales con la eficiencia de sus procesos, evitando que se incurra en costes de implementación elevados, que puedan conducir a que las empresas se retraigan a la hora de comunicar aspectos ambientales relevantes y positivos.
- El horizonte regulatorio europeo en materia de comunicación medioambiental para los próximos años va a venir marcado por la culminación del proceso de tramitación de la Directiva de Afirmaciones Ambientales y la entrada en una fase de implementación. La nueva legislatura europea, y la conformación de la nueva Comisión, no deberían suponer grandes cambios en el camino recorrido, pues la preocupación en torno al consumidor seguirá estando en el centro de las políticas europeas, para las que el mercado interior es una pieza central. Sin embargo, las transposiciones nacionales de estas regulaciones -e, incluso, legislaciones locales en la materia- pueden ocasionar fragmentaciones en el mercado único que lastren la competitividad, en especial para las PYMES europeas. Empresas, autoridades nacionales e instituciones comunitarias deben estar especialmente atentas a esta cuestión.
- El Sector europeo del textil y moda debe seguir comunicando sus logros en materia de sostenibilidad. Y para ello se propone seguir haciendo enormes esfuerzos en compatibilizar todas las medidas regulatorias comunitarias a las que tiene que hacer frente. El desarrollo progresivo de estándares ISO debería facilitar una implantación eficiente, homogénea y armonizada de la regulación europea en el mercado único. Es, pues, de vital interés que estos estándares se desarrollen convenientemente.
- A nivel nacional, la Guía de comunicación sostenible -publicada por el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 el pasado 15 de marzo- es un buen ejemplo de un instrumento didáctico, fundamentalmente para la PYMES, que habitualmente cuenta con menos información sobre la normativa. Por su parte, la Ley de Consumo Sostenible que incorporará al ordenamiento jurídico español las Directivas europeas mencionadas -así como la normativa sobre reparabilidad- debería buscar el balance entre que las empresas proporcionen una información completa y que, al mismo tiempo, dicha información llegue de forma efectiva al consumidor, así como otras cuestiones que son mencionadas en estas conclusiones, estableciendo, además, requisitos que eviten fragmentar involuntariamente el mercado único.
- La claridad de la información es percibida como clave. Si bien ha de resultar simple, no debe ser simplista. La futura revisión de la regulación del etiquetado textil -prevista en principio para este próximo 2025- debería suponer una oportunidad para introducir una información precisa, completa, comparable y comprensible, al mismo tiempo que suponga una garantía de claridad y coherencia regulatoria, al menor coste posible para las empresas, y sin cargas inmanejables para las autoridades públicas de vigilancia. El Sector Textil y de la Moda entiende que debería evitar solapamientos con elementos regulados bajo otras normas -como el futuro pasaporte digital de producto- y que, al mismo tiempo, debería ser posible ofrecer al consumidor distintos niveles de información como, por ejemplo, con datos básicos fácilmente visibles combinados con la opción de profundizar en detalles vía Web, códigos QR, etc.
- Las empresas del sector han de prepararse para adaptarse al nuevo marco normativo. El compromiso con la sostenibilidad, anticipando o, en ocasiones, yendo más allá de lo que exige la regulación, está empujando a una transformación que, en buena lógica, debe ser posible poner en valor. El efecto tractor de las grandes marcas europeas puede facilitar al resto el acceso de indicadores, metodologías y tecnologías, y el trabajo en red entre los distintos agentes de la cadena de valor del textil y de la moda vuelve de nuevo a ser fundamental.