Elzaburu, ModaEspaña, Andema y Cointega alertan: la compra de falsificaciones por parte de los consumidores provoca la pérdida de 53.000 puestos de trabajo cada año sólo en España

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Sneakers, prendas de confección, artículos de marroquinería, relojes, perfumería y cosméticos, artículos de joyería figuran entre los 10 sectores más falsificados. Esta tarde, Elzaburu, ModaEspaña, Andema y Cointega han organizado un webinario en el que lejos de indicar que el problema de las falsificaciones disminuya, sigue creciendo no solo offline, sino también a través del canal online. En opinión de los especialistas, hay que actuar en el origen de las falsificaciones, pero también apelar a la responsabilidad de los canales que las distribuyen y especialmente a la de los consumidores, ya que en un 85% son conscientes de que están adquiriendo una falsificación.

3 de diciembre de 2020

El 85% de los consumidores que adquieren un artículo falsificado lo hace conscientemente, asegura José Antonio Moreno Campos, director general de la Asociación para la defensa de la Marca (Andema). De éstos, el 83,6% lo hace justificando que adquiere una marca o producto similar, a un precio mucho más económico. Para el 73,1%, la utilidad de la falsificación adquirida es muy similar a la del original y para el 35,9% incluso la calidad es muy similar. 

Para Moreno, las campañas de concienciación que se han realizado "han ayudado" a concienciar a los consumidores, pero son insuficientes si no tienen una continuidad y ofrecen un mensaje mucho más duro y acorde a los prejuicios que conlleva este delito.

Y es que, a nivel general, la venta de productos falsificados supone especialmente cinco graves consecuencias negativas para nuestra sociedad: 
Reducen las inversiones en i+D y destruyen puestos de trabajo.
Atentan contra la salud y la seguridad de los consumidores
Afectan económicamente a las pequeñas y medianas empresas
Disminuyen los ingresos en impuestos, debido a la caída de ventas declaradas y legales.
Conforman una de las actividades predilectas del crimen organizado. 

Según datos ofrecidos por José Antonio Moreno Campos, sólo en España, las empresas dejan de ingresar más de 6.766 millones de euros por la venta de falsificaciones. En el caso del sector textil y del calzado, hablaríamos de una pérdida de 4.127 millones de euros cada año, a los que habría que añadir otros 123 millones de pérdidas en el sector de maletas y bolsos, u otros 204 millones de euros a las empresas de joyería y relojería, por mencionar solo algunos de los sectores afectados.

Sin duda, un grave perjuicio para las empresas y sectores involucrados (textil, calzado, medicamentos, cosmética, vinos, smartphones… entre otros muchos) que llevaría y produciría directamente la pédida de 53.467 puestos de trabajo en España cada año. Por sectores, se estaría hablando de la pérdida o destrucción de 50.296 puestos de trabajo anuales en empresas de calzado y prendas de vestir en España, 842 empleos anuales en empresas de maletas y bolsos; o de 1.567 trabajos en el sector de la joyería y relojería. 

Todo ello lleva a estimar, además, la pérdida de 9.216 millones de euros en impuestos no percibidos debido a la vulneración de Derechos de Propiedad Industrial y que por lo tanto se dejan de invertir, cada año, en diferentes ámbitos sociales o económicos de nuestra sociedad. 

Según datos de la OCDE-EUIPO, el impacto económico de las falsificaciones a nivel mundial ascendería a los 448.000 millones de euros, lo que equivaldría al 3,3% de todo el comercio internacional.

Estas cifras, sin embargo, serían solo la punta del iceberg de este problema, precisamente por tratarse de un negocio criminal mundial, con conexiones internacionales, áltamente profesionalizado, pero muy opaco y, por lo tanto, muy difícil de rastrear.

China, Turquía y Hong-Kong serían las principales procedencias de las falsificaciones en textil, mientras que China, Turquía o Filipinas serían las de calzado, o China en joyería… que después se comercializa tanto offline como online. En el offline, el mayor número de falsificaciones se produciría en el Top Manta y en los mercadillos. En el online, en páginas web, plataformas e-commerce y marketplaces y cada vez más en redes sociales.

Durante su participación, José Antonio Moreno (Andema) y Javier Fernández-Lasquetty, socio de Elzaburu, coincidieron en valorar que habría que dejar de hablar del término "piratería, ya que conlleva un cierto aire romántico, para hablar de falsificaciones", actos delictivos que se comenten conscientemente y, por lo tanto, que deben ser combatidos legalmente con mayor rigor. "Es un fenómeno criminal a nivel mundial, con conexiones internacionales y muy profesional", sostiene Moreno.

A la espera de nuevas directivas que parece ser podrían ser promulgadas en breve en el ámbito de la UE, tanto Moreno como Fernández-Lasquetty señalaron la importancia que para las empresas tiene registrar sus marcas y productos en la Oficina de Patentes y Marcas, Diseño Industrial, Protección de la Propiedad Industrial, Derechos de Autor, Propiedad Intelectual o incluso recurrir a la nueva plataforma Wipo Proff, para poder protegerlas y defenderse ante estos casos que, de momento, lejos de disminuir, aumentan día a día.

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