El Reglamento Europeo para Productos Sostenibles -o de Ecodiseño- se aprobará probablemente a finales de 2023, estando previsto que el Informe del Parlamento Europeo -sobre el texto presentado por la Comisión en marzo de 2022- se lleve a Pleno este mes de julio, y que los trilogos Comisión, Parlamento y Consejo se inicien en septiembre bajo la presidencia española para su acuerdo definitivo. Así lo ha avanzado Alberto Ruiz, Consejero de Industria en la Representación Española permanente en Bruselas, en la mesa redonda organizada por el Observatorio junto con la Confederación Moda España el pasado 1 de junio.
No obstante, precisó Alberto Ruiz, la entrada en vigor por categorías de productos -y, en particular, para los productos textiles- requerirá de nuevos desarrollos legislativos en un proceso que durará no menos de dos años.
El Reglamento constituye uno de los pilares centrales de las políticas europeas en economía circular para reducir el impacto ambiental negativo del ciclo de vida de los productos comercializados en la Unión Europea y la mejora del funcionamiento de su mercado interior empoderando, para ello, a empresas, consumidores y administraciones.
El texto legal de la Comisión en tramitación establece los siguientes aspectos generales de obligado cumplimiento sobre cualquier producto comercializado en el mercado europeo: sus requisitos de rendimiento y de información; un pasaporte digital y características de los etiquetados ecológicos; la no destrucción de productos no vendidos; las obligaciones de los agentes económicos en estas materias; el impulso a la contratación pública ecológica; mayores requerimientos en materia de certificación y auditorías; y el incremento de las acciones en materia de vigilancia de mercado en frontera. Y sugiere a los Estados que faciliten los apoyos necesarios a las PYMES para su adaptación a las nuevas exigencias… si bien el Observatorio viene demandando de Bruselas un paquete específico de incentivos para el textil.
Entre los requisitos generales de rendimiento -que posteriormente deberán especificarse para cada familia de productos- se encuentran los de durabilidad y fiabilidad, la reutilizabilidad y actualizabilidad, a reparabilidad y la posibilidad de mantenimiento y reacondicionamiento, la presencia de sustancias preocupantes, la eficiencia en cuanto al uso de energía y de recursos, y el contenido reciclado. A los que se añadirán requisitos informativos en materia de, por ejemplo, la posibilidad de refabricación y reciclado, la posibilidad de valorización de materiales, su impacto ambiental -incluidas la huella de carbono y la huella ambiental- y la generación prevista de residuos.
El Reglamento incluye también un pasaporte digital del producto para registrar electrónicamente, procesar y compartir información relacionada con los productos entre las empresas de la cadena de suministro, las autoridades y los consumidores. Este pasaporte deberá garantizar que consumidores, agentes económicos y autoridades nacionales competentes puedan acceder a la información sobre los productos, mejorar la trazabilidad de éstos y, en su caso, facilitar la verificación en su cumplimiento normativo con normas, estándares y especificaciones.
Su entrada en vigor a través de actos delegados posteriores de la Comisión Europea sobre las distintas categorías de productos comercializados va a tener impactos significativos sobre las cadenas de valor europeas siendo los textiles -y, en particular, prendas de vestir, textiles hogar u otros similares- una de las primeras familias para las que la Comisión Europea ha iniciado sus estudios técnicos paralelos para definir normas, estándares y especificaciones homogéneas para la Unión. Acciones anticipadoras en investigación, innovación, formación y empresa pueden ser claves para salir reforzados ante estos cambios normativos.
