Si bien la búsqueda de una mayor sostenibilidad es necesaria, la presentación del cuero, un material biodegradable de larga duración elaborado a partir de un producto residual renovable de otra industria, como insostenible, no está justificada ni respaldada. Particularmente cuando se yuxtaponen a materiales emergentes que están compuestos en gran parte por plásticos a base de combustibles fósiles.
Cada año, a nivel mundial, las curtidurías recuperan y valorizan al menos 8 millones de toneladas de cueros y pieles en bruto del sector alimentario. Sin la industria del cuero y su actividad de reciclaje, este material residual simplemente se convertiría en desperdicio y se desecharía en vertederos o se incineraría.
Destruir estos residuos en lugar de utilizarlos libera alrededor de 5 millones de toneladas de gases de efecto invernadero (1). Como tal, la recuperación y reciclaje de estos desechos por parte de la industria del cuero reduce las emisiones de gases de efecto invernadero al tiempo que crea un producto valioso y versátil.
¿Alguno de estos nuevos materiales es capaz de hacer esto? La respuesta está lejos de ser clara ya que, a pesar de la amplia cobertura mediática que respalda cada nuevo lanzamiento en el mercado, se sabe poco o nada sobre el rendimiento y la composición de estos materiales (sin mencionar la sostenibilidad de los procesos de producción relacionados).
Un análisis comparativo reciente entre ocho de estos nuevos productos y el cuero (2), realizado por el instituto alemán FILK, demostró que el rendimiento técnico de estos nuevos materiales y el cuero tienen poco en común. El cuero era muy superior a las alternativas examinadas en la mayoría de los parámetros de rendimiento funcional relevantes y ninguna de las alternativas podía igualar al cuero en todos ellos.
Además, la supuesta sostenibilidad de la mayoría de estos nuevos materiales parecía estar profundamente comprometida por la necesidad de grandes cantidades de materiales sintéticos como el poliuretano, para tratar de igualar el rendimiento funcional del cuero real.
Si los rendimientos funcionales son más bajos, si la composición es en gran parte sintética y si no se sabe nada sobre los impactos ambientales de los procesos de fabricación, ¿es realmente factible hacer afirmaciones en torno a la sostenibilidad? ¿Particularmente en comparación con el cuero?
El motor de este estado de cosas se puede atribuir en gran medida al marketing de la moda y su búsqueda interminable de las nuevas y siempre mejoradas afirmaciones de sostenibilidad. Sin embargo, es contrario a la intuición reemplazar un material circular, biodegradable y duradero, el cuero, con materiales que son en gran parte sintéticos. Además, esto ignora la solución de reciclado que proporciona la fabricación de cuero para lo que de otro modo sería un material de desecho.
Hay suficiente espacio en el mercado, sostiene Cotance, para una diversidad de opciones de materiales y la industria del cuero no tiene problemas con la competencia, siempre que sea justa. Sin embargo, no acepatará que se ponga en tela de juicio su imagen ni sus propiedades, frente a otros materiales de dudosa sostenibilidad, durabilidad y usabilidad.
Referencias:
1 Leather Carbon Footprint – Review of the European Standard EN1687: 2017, ‘Leather – Environmental Footprint – Product Category Rules’ (https://leatherpanel.org/sites/default/files/publications-attachments/ leather_carbon_footprint_p.pdf)
2 Comparison of the Technical Performance of Leather, Artificial Leather, and Trendy Alternatives (https://www.mdpi.com/2079-6412/11/2/226)