Como ya informó edicionessibila.com, el pasado 1 de junio el Parlamento Europeo adoptó el Informe sobre una estrategia de la UE para textiles sostenibles y circulares (Estrategia textil de la UE).
La Confederación Europea del Calzado (CEC) ha manifestado al respecto que «acoge con beneplácito esta iniciativa que apunta a una industria más sostenible en pleno cumplimiento de los estándares internacionales humanos, laborales y ambientales en todo el mundo». Y asegura que «las empresas europeas de calzado están comprometidas y trabajando en esta dirección», pero señala que «sin embargo, también es fundamental que dichos parámetros sean respetados por los socios extracomunitarios, y para ello la Comisión Europea debe garantizar las medidas necesarias en los acuerdos comerciales y de cooperación con terceros países».
El sector del calzado quiere que se tengan en cuenta sus particularidades
Por ello, apostilla la CEC, «en primer lugar, deseamos señalar que desde el establecimiento del ecosistema textil en marzo de 2020 dentro de la “Nueva Estrategia Industrial para Europa”, el término “textil” ha generado confusión y mala interpretación de los sectores específicos cubiertos por este término, a saber sectores textil, confección, cuero y calzado (TCLF), y a la tendencia a buscar soluciones “one-fits-all”. Cuando se trata de calzado, el producto es a menudo excluido o asimilado a textiles y prendas de vestir y, en consecuencia, sujeto a la exclusión o inclusión en el alcance de varias iniciativas, sin una evaluación adecuada de la viabilidad».
No es de extrañar, pues, para la Confederación Europea del Calzado (CEC) que el Informe votado el pasado día 1 sea un nuevo ejemplo «de la tendencia legislativa en curso. Técnicamente, el documento no considera las peculiaridades en estándares de seguridad y salud, número de materiales, procesos productivos y gestión de residuos entre los distintos productos en el ámbito de la Estrategia y, en consecuencia, pretende aportar soluciones comunes, pero inviables. Además, también carece de soluciones para fortalecer la resiliencia y la competitividad, lo que amenaza la recuperación de la industria de la UE».
El calzado tiene sus propias peculiaridades… más allá del textil
Por ello, apunta, «en lo que respecta a la industria del calzado de la UE, se deben reevaluar algunos elementos del texto para garantizar resultados concretos y factibles durante esta transición verde, sin dejar a nadie atrás», proponiendo los siguientes puntos a tener en cuenta:
- Destacar, como ya se ha expresado en varias otras ocasiones, que el calzado es un producto complejo compuesto por multitud de materiales y componentes, ensamblados con diferentes técnicas, sujetos a normas específicas de seguridad y salud y que requieren modelos específicos de reciclaje y circularidad. Por lo tanto, la agregación de calzado y textiles, y la definición de requisitos horizontales, no son factibles ni apropiados tanto desde la perspectiva del ecodiseño como de la circularidad.
- Recordar, como se menciona correctamente en el Informe, que la industria del calzado de la UE está formada casi exclusivamente por PYME que necesitan apoyo y prácticas realistas para lograr los objetivos del Pacto Verde de la UE. En este sentido, la CEC acoge con beneplácito el incentivo a la investigación y la innovación previsto por el PE;
- Revisar las expectativas del PE sobre “el considerable apalancamiento económico” del sector (siempre que el texto se refiera a todo el ecosistema textil), siendo estas últimas demasiado optimistas. La industria del calzado de la UE se centra principalmente en productos de alto valor añadido que no comparten la misma cuota de mercado que los productos de moda rápida, la mayoría de los cuales se importan de terceros países, principalmente de Asia. En este sentido, el 89 % del calzado disponible en el mercado de la UE en 2022 fue importado, lo que significa que el poder de apalancamiento atribuido a la industria de la UE está sobrevalorado;
- Invitar a los legisladores a considerar la competitividad de las empresas de la UE y garantizar un campo de juego equitativo, que incluya transparencia y estándares internacionales, al negociar acuerdos de libre comercio o otorgar el estatus de GSP de la UE. Junto a las tremendas consecuencias de la pandemia de Covid-19 y el escenario geopolítico en curso, el calzado de la UE está experimentando una regresión gradual y constante tanto en la producción como en el comercio frente a sus competidores directos de terceros países;
- Rechazar la suposición de que el ganado se cría y sacrifica por motivos de moda. El cuero es un subproducto de la industria del calzado obtenido por la recuperación de cueros y pieles que de otro modo serían desechados. Además, la CEC pide el fin de la demonización del mercado del cuero;
- Por último, pero no menos importante, inncluye la CEC, animar a los legisladores a prestar más atención al uso del término “textil(es)” e identificar mejor qué instrumentos legislativos son relevantes para los diferentes productos cubiertos por la estrategia textil de la UE.