Las manos son las grandes olvidadas, en invierno, más que nunca, es importante protegerlas y cuidarlas de las agresiones externas.
Cuando la piel se seca pierde su elasticidad, su suavidad y no juega su rol de barrera protectora. Se convierte en una piel no confortable y sensible.
La sequedad cutánea se debe principalmente:
· Las agresiones externas: el estrés climático y los lavados repetidos tienen un efecto deslipidante y favorecen la deshidratación cutánea.
· La edad: aumento de la pérdida de agua.
Una hidratación diaria corrige y previene la sequedad cutánea. Las sensaciones de malestar (irritaciones, tirantez…) desaparecen.