El desfile lo abrió una bailarina de la Escuela de Ballet de Barcelona y a continuación se presentaron los diferentes diseños realizados en sedas, organzas, guipures y jaquards.
Los primeros diseños están realizados tonos neutros y cálidos, acompañados de una música que delata la inocencia de esos cisnes puros. Cisnes que a medida que el desfile transcurre van perdiendo esa fragilidad e inocencia, lo cual se plasmó con una sucesión de colores, que van transformándose desde el blanco más puro, al negro como representación de fuerza y cambio final.