Caramelo nació en una ciudad de la costa atlántica, no muy lejos de lo que en su día fue el fin del mundo, y que al final la historia situó como centro del universo. Un lugar privilegiado para observar, captar, vivir… Ideas, sensaciones, energías y culturas.
Música, literatura, pintura, street art, fotografía … Influencias que las corrientes han empujado de una orilla a otra: Coruña, Nueva york, Ciudad del Cabo, Londres, Caracas, Miami, Lisboa, Boston, Buenos Aires. Un mundo dentro del mundo. Donde lo de siempre, es siempre renovado por grandes olas que derriban lo efímero y preservan lo sólido. Una actitud, una forma de ser, de pensar y de vivir que han forjado el carácter Atlántico de Caramelo.