"Tenemos que actuar con rapidez si queremos evitar el cierre no solo de nuestras empresas de calzado sino también de distritos completos, con las consecuencias sociales y laborales desastrosas que todos podemos imaginar", dice Enrico Ciccola, delegado de la presidenta Pilotti en el Made In y presidente del sector de fabricación de calzado de Confindustria Centro Adriatico. "Precisamente por este motivo, les he reiterado a todas las fuerzas políticas italianas, independientemente de quién gane las próximas elecciones europeas, la necesidad de que se unan para apoyar nuestra solicitud de un estándar comunitario para proteger nuestros productos de fabricación. La etiqueta Made in -añade- tiene que ser una prioridad para Italia en Europa. Durante los últimos diez años, junto con Confindustria, hemos estado presionando para que se introduzcan normas que aseguren que el consumidor final esté informado sobre el origen geográfico del producto. Este es un 'choque de civilización' en el que no tenemos la intención de ceder una pulgada ".
Además de los representantes de Assocalzaturifici, la misión de Bruselas también contó con delegados de Confindustria Cerámica y Federlegno Arredo, "unidos nuevamente – concluyó Ciccola – en nombre de la manufactura italiana, que tiene un valor de más de 140 mil millones de euros y emplea a 900 mil personas".