Esta experiencia vital ha estado en el fondo de la última colección de la marca de moda de baño española, y por eso lleva el nombre de Gracia.
Quisieron emplear esta palabra del idioma español porque nos habla tanto de los dones con que somos bendecidos cada día y nos hacen seres agraciados y bendecidos, como de las virtudes que convierten a las personas en seres con gracia.
Como lo es la gracia andaluza que su colección refleja en volantes y estampados, y que casi sin darnos cuenta nos transporta al sur de España. A los tablados flamencos y a los olivares infinitos, a las viñas de cepas de manzanilla, y al salitre que hay en la brisa cálida que sopla desde el sur. A la luz perfumada de azahar, a los caballos que danzan con siluetas elegantes y al color albero de la tierra en la plaza.
Pero, sobre todo, es la gracia que nos lleva a la gente de esa bendita tierra. Tierra bañada por el mar y por atardeceres tornasolados. Donde la gente tiene la sonrisa grande, la mirada limpia y las manos abiertas, el corazón caliente, generoso y, sobre todo, hospitalario. La tierra de la gente con salero, con duende, con gracia. Esa gente que nos abrió el pecho de par en par en Jerez de la Frontera donde hicimos las fotos de campaña.
Todo en esta colección tiene ese toque de la gracia que lleva a la alegría del espíritu, al palmeo del cante, a la sabiduría de quien sabe desgranar la vida, a “la llena de gracia”.
Quisieron emplear esta palabra del idioma español porque nos habla tanto de los dones con que somos bendecidos cada día y nos hacen seres agraciados y bendecidos, como de las virtudes que convierten a las personas en seres con gracia.
Como lo es la gracia andaluza que su colección refleja en volantes y estampados, y que casi sin darnos cuenta nos transporta al sur de España. A los tablados flamencos y a los olivares infinitos, a las viñas de cepas de manzanilla, y al salitre que hay en la brisa cálida que sopla desde el sur. A la luz perfumada de azahar, a los caballos que danzan con siluetas elegantes y al color albero de la tierra en la plaza.
Pero, sobre todo, es la gracia que nos lleva a la gente de esa bendita tierra. Tierra bañada por el mar y por atardeceres tornasolados. Donde la gente tiene la sonrisa grande, la mirada limpia y las manos abiertas, el corazón caliente, generoso y, sobre todo, hospitalario. La tierra de la gente con salero, con duende, con gracia. Esa gente que nos abrió el pecho de par en par en Jerez de la Frontera donde hicimos las fotos de campaña.
Todo en esta colección tiene ese toque de la gracia que lleva a la alegría del espíritu, al palmeo del cante, a la sabiduría de quien sabe desgranar la vida, a “la llena de gracia”.
Lunares grandes, pequeños o muy sutiles en la trama de los tejidos, se fusionan con alegres estampados vichys. La elegancia en las mangas o la caída pomposa de los volantes bordados dan personalidad y carácter a una colección que busca la armonía entre la comodidad y el vestido, entre la libertad y el arte, entre la naturaleza y el espíritu.
“Solo podemos estar agradecidos por la gracia que ha significado para nosotros trabajar en esta colección y por todas las gracias que hemos recibido a través de ella. ¡Que la disfrutéis!” Jimena y Gabriel